23/10/07

LA BASURA

Me pregunta Unademiedo: ¿qué le parece la decisión de la academia de entregar los Goyas a los cortos en la gala de los nominados?

No me sorprende demasiado. Cuando uno alcanza cierta edad y cierto estatus, deja atrás la arrogancia e irreverencia propias de la juventud, y se vuelve inevitablemente conservador. Y entonces los jóvenes arrogantes e irreverentes se le antojan molestos, e incluso peligrosos.

¿Por qué? ¿Acaso por falta de perspectiva, por desmemoria? Todo lo contrario. Es porque recuerda perfectamente que fueron esa arrogancia y esa irreverencia las que le permitieron derribar ciertos ídolos caducos, y acceder al estatus que posee ahora.

Es porque nota cómo le tiembla la cómoda poltrona en la que dormita, en vez de hacer algo productivo.

Es el mismo miedo que mueve a ciertos periodistas, inevitablemente mayores de cincuenta, a hablar en contra de los blogs. Cuando algo merece realmente tu desprecio, ni siquiera lo mencionas. Es a los rivales de altura a los sientes la necesidad de atacar.

La Academia arrincona los cortos por la sencilla razón de que le dan miedo. Ellos aducirán que los cortos no son más que balbucientes prácticas sin mayor interés. Es lo que fueron para ellos, al fin y al cabo, en aquella época tan cercana en la que no había telefonía móvil, youtube ni sida.

Y es que para ellos sólo fueron prácticas, pero ahora son piezas de arte. Muchas, más elaboradas, exitosas y rentables que algunos de sus propios largometrajes. Y no lo entienden. Y les da miedo. Y creen, pobres, que la solución pasa por bajarles los humos a los nuevos creadores.

En realidad, damas y caballeros de la Academia, la solución es mucho más simple, y ya la dijo Darwin: o se adaptan ustedes, o se largan, o se pudren.

¿Y qué deberían hacer los cortometrajistas ante el desplante? Creo que la solución correcta va por la vía que apunta Vigalondo en su post sobre el tema: ¿la Academia no nos quiere? Pues que le den.

Parafraseando a José María García: la Academia de Cine no entiende el cine, no protege el cine, no le gusta el cine. Sólo hay una cosa que le gusta menos que el cine.

Trabajar.

Como a mí sí me gusta el cine, y me gusta mi trabajo, voy a hacer una oferta de trabajo a los tres próximos premiados con el Goya al Mejor Corto, al Mejor Corto de Animación, y al Mejor Corto Documental: les propongo protagonizar y codirigir un corto, financiado y producido por un servidor. El rodaje empieza la noche misma de la Gala de los Nominados, y la sinopsis sería más o menos esta: los tres ganadores del Goya a los mejores cortos van al vertedero de Valdemingómez y arrojan sus vetustos premios al lugar que les corresponde.

La basura.

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