11/7/07

SOY UN SER IGNOMINIOSO

(Publicada originalmente el 14.11.2005 en lacoctelera.com/pianistaenunburdel)

1.
En una comida en casa de unos amigos, uno de los comensales –a quien yo no conocía de nada- hizo un comentario curioso cuando oyó a qué me dedicaba.

-¿Eres guionista de televisión?- dijo. -¿Puedo pegarte?

Ésa era la idea que tenía el hombre de la ironía. Yo me aguanté elegantemente las ganas de decirle “inténtalo, si tienes cojones” y seguí comiendo como si nada.
No era la primera vez que alguien se volvía repentinamente culto al oír que me gano la vida escribiendo. Es curioso: siempre le ocurre a gente que ve mucha más televisión que yo…


2. Un día conseguí infiltrarme en el estudio donde Federico Jiménez Losantos hace La Mañana. Estaba yo allí, antes de amanecer, disfrutando de las barbaridades que decían Cacho, Moneo y Federico, cuando de pronto una de las periodistas del programa decidió darme cháchara:


PERIODISTA
¿Y tú a qué te dedicas?

PIANISTA
Soy guionista.

PERIODISTA
Ahora todo el mundo quiere ser guionista, ¿no? Y trabajar en esas series de argumentos absurdos...


Me dieron ganas de contestarle que no, que mucha gente preferiría trabajar a destajo para los voceros de los obispos desde las seis de la mañana. Pero en fin, yo estaba allí de invitado y mi madre me enseñó modales. Además, lo más terrorífico es que ella ni siquiera se daba cuenta de que estaba siendo descortés.

3. En el verano del 2004, el Parlamento Autónomo de Andalucía se quejaba de la imagen ridiculizada que se daba de los andaluces en series españolas como Médico de familia, Aquí no Hay Quien Viva, Los Serrano, Ana y los 7 o Mis Adorables Vecinos:

-Los guionistas de estas series desprecian con su pluma todo el currículo cultural de Andalucía, que exporta cultura y ciencia al mundo entero desde hace más de tres mil años.

Parecerá una tontería, pero no creo que haya muchos colectivos que se lleven broncas en forma de Proposición No de Ley.

En las primeras décadas del cine, los espectadores estaban convencidos de que las ideas geniales, las frases buenas, las decisiones heroicas del personaje... Se las inventaban las estrellas. Cosas como “creo que éste es el principio de una gran amistad” eran ocurrencias del bueno de Bogey.

Más adelante, supongo que con la ayuda de los chicos de Cahiers du Cinéma, que no tenían otra cosa que hacer aparte de ver películas y soñar con la magia del cine, el público descubrió a los directores:

-Oiga usted, la escena de la avioneta de Con la muerte en los talones... Cosa mala, lo de ese Hitchcock. Qué cabeza, de dónde sacará esas ideas tan retorcidas.

¿Y cuándo hemos salido a la luz los guionistas? Con las series de televisión.

Ahora que se producen como churros productos precongelados y recalentados, donde el margen de autoría se reduce a niveles testimoniales, donde la pacatería de las cadenas, la dictadura de Sofres y las aritméticas estajanovistas de producción pisotean sin duelo a la parte creativa... Ahora precisamente es cuando todo el mundo tiene clara la labor del guionista:

-Es ese cabrón que llama paletos a los andaluces.

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