31/7/07

SONRÍE, DIOS TE AMA

(Publicado originalmente el 5.4.2006)

Hay un capítulo de Los Simpsons en que una compañía de medición de audiencias instala un audímetro en casa de Homer y Marge. A partir de entonces, la que era una familia de palurdos se hincha a ver documentales y programas de cultura: les avergüenza que la gente sepa lo que realmente les gusta: seriales, talk-shows y concursos.

Todos tenemos vicios, y es natural querer preservarlos de la mirada ajena. Un adicto a los antidepresivos puede que confiese a sus amigos íntimos que falsifica recetas para conseguir Orfidal, pero ¿qué creen que contestará si un encuestador le pregunta su opinión sobre la automedicación?

La gente encuestada responde a las preguntas movida por el instinto social de agradar. La certeza de que sus palabras serán Socialmente Representativas provoca hipocresía: responden lo que creen que se espera de ellos.


Las encuestas son basura. Todos el mundo lo sabe. Si los sondeos electorales se pagasen después de las elecciones, dejarían de existir. Pero no es así, por supuesto: el vidente cobra cuando predice el futuro. Y si quieres garantía, cómprate una tostadora. Las encuestas son la religión de los políticos. Sólo la fe puede llevar a creer en teorías como: la mitad de los encuestados ha dicho que nos votará, luego vamos a ganar las elecciones.

Las encuestas no existen para resolver dudas, sino para reafirmar convicciones. Que es, al fin y al cabo, la razón de ser de la religión: asegurarte que lo que has dado por bueno es lo que Dios daría por bueno. Ergo es bueno. Bueno que te cagas.

Tomemos como ejemplo el caso real de una serie de televisión. Pongamos por caso que usted trabaja en una telenovela de éxito. Pongamos que es, incluso, el único estreno rentable de una determinada cadena en todo el año. Pongamos que ha tenido buenas críticas en los más importantes diarios del país, y en varias publicaciones especializadas. Cercano ya el final de la primera temporada, la cadena se replantea, oh sabiduría, hacer una continuación de la serie.

Pero antes, cómo no, le encarga al Departamento de Análisis de Contenidos que realice un pretest: una encuesta, vaya. No me explico por qué llaman “Análisis” a juntar a veinte peluqueras de Parla y preguntarles si les gusta la serie, pero así es.

¿Y cómo realiza la encuesta el Departamento de Análisis? Muy sencillo: reflejando en las preguntas los temores del ejecutivo de la cadena ante la continuación de la serie. Pongamos que el ejecutivo valora positivamente la serie, pero le preocupa que la protagonista no esté lo suficientemente buena. (No sean incrédulos. Esto es así.) Puede usted apostar una mano a que el pretest incluirá una pregunta como esta:

-¿Considera que los protagonistas podrían ser más atractivos?

En el nombre de Dios, ¿qué esperan que conteste un grupo de personas que se declara consumidor habitual de telenovelas? No hay ser humano sobre la faz de la tierra lo bastante bello como para superar esa pregunta.

Como pueden imaginar, las conclusiones que se sacan de una encuesta tan dirigida siempre son las mismas: que debería cambiarse la serie para que se parezca a otra que está teniendo éxito. Da igual que esta también tenga éxito. En realidad, el subtexto de todo pretest es: haz caso al ejecutivo, que es el que manda.

Los pretests, los cualitativos, los sondeos de todo tipo, sólo existen porque la arrogancia es la hermana de la ignorancia. Los ejecutivos que deciden lo que usted ve en televisión son tan ignorantes y estúpidos, que su arrogancia les empuja a gastar fortunas en demostrar que él sabe perfectamente lo que el público quiere ver. Sería mucho más fácil dejar que los profesionales nos ocupásemos de eso. Pero entonces no habría manera de justificar sueldos astronómicos y cuentas de gastos.

Y digo yo: ¿qué credibilidad tiene un departamento que critica el único éxito que ha tenido la cadena en todo el año, y aprobó el resto de fracasos? Aun así, algo me dice que el Departamento de Análisis será uno de los que menos sufra el recorte de plantilla de TVE. Ya saben: cuanto más impopular se sabe el dictador, más gasta en aduladores.


--------------------------------------------
Actualización: Acho da caña a Sofres en este divertidísimo post sobre los audímetros. Si aún no conocían su blog, ya pueden ir pinchando.

Actualización: el gran Topor nos ofrece una opinión genuina, sin manipular, captada al vuelo. Si quieren saber lo que realmente piensa el espectador medio, nada mejor que poner la antena en el súper. La Verdad está en el aire.

No hay comentarios: