31/7/07

ESCRIBIR

(Publicado originalmente el 25.4.2006)


Hace nada hablaba por aquí del manoseo que sufre el guión desde que sale de la impresora hasta que se ilumina la pantalla.

Ahora, el Ciclo "Los Guionistas en la Biblioteca Nacional" sienta ante el micrófono... A un montador.

Cierto que un montador creativo es una presencia recurrente en las pesadillas de muchos guionistas. Ya he contado por aquí alguna de mis experiencias con los director’s cut, y creo que el adjetivo que las definiría con más precisión sería, por motivos obvios, “castrante”.

Pero José Salcedo ha firmado el montaje de docenas de películas. Alguien que tiene tres Goyas, que ha sido nominado en diez ocasiones; que en 1989 acaparaba tres nominaciones diferentes al Mejor Montaje... Alguien así no manosea. Su excelencia profesional está fuera de toda duda.

Que el señor Salcedo considere el montaje la “escritura final del guión cinematográfico” podría parecer ofensivo, y me consta que a algún compañero le ofende, pero estoy seguro que se trata sólo de retórica.


El montaje es, como su nombre inglés indica, la edición final de la obra. El montador puede quitar o recolocar, a veces de forma decisiva y genial, pero jamás escribir. Afirmar lo contrario sería como decir que el director de fotografía participa de forma decisiva en la interpretación. Es cierto que sin su trabajo, no veríamos a los actores. Pero es una labor ajena a la interpretación, como la carrocería de un coche es ajena al motor.

Todos los jefes de equipo de una película funcionan de forma simbiótica. Ninguno es menos artista que otro... Con dos excepciones: el director y el guionista. Por seguir con la metáfora automovilística: el guionista representa el motor, y el director el piloto. El resto de miembros del equipo son imprescindibles, pero intercambiables. No trato de restarles mérito, sólo de acotarlo.

Asistiré a la cita de esta tarde con la mente abierta, porque la enorme experiencia del señor Salcedo resulta estimulante, por encima de rencillas gremiales. Pero me habría gustado algún tipo de aclaración en la invitación, que dejase bien claro este caballero no es guionista.

Porque para ser guionista, hay que escribir guiones.

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