4/8/07

DAME UN BESITO AQUÍ

(Publicado originalmente el 30.3.2007)


Hay una cláusula muy común en los contratos de guionista cinematográfico: la del pago aplazado. Las productoras españolas disponen, en general, de poco líquido. Y el dinero no llega, lógicamente, hasta que no hay un guión que enseñar a coproductores, cadenas de televisión, o programas de financiación pública.

Si el prototipo de productor español fuese un empresario ambicioso; y si dispusiese de espacios de distribución más justos que el actual, lo normal sería asumir los riesgos e invertir en ese valor primordial que es el guión. Pero hoy en día, el dinero para financiar una película viene de subvenciones y de televisiones obligadas a invertir (o sea, que subvencionan), y la distribución/exhibición está invadida por los trust hasta el punto de que una película española, funcione o no en taquilla, puede desaparecer de las pantallas de un día para otro.

Así que ser ambicioso es casi equivalente a ser temerario, incluso suicida. Lo normal es intentar conseguir un guión por la cara, y no pagar hasta haber recibido el dinero. Es decir, que muchos productores funcionan, poco más o menos, como entidades de sub-financiación, por no decir algo peor.

Esto es una mierda para todos, porque en definitiva el cine tiene que ser un negocio. Si no hay negocio, no hay arte. El cine español atraviesa uno de los desiertos creativos más penosos de su historia. No es casualidad que coincida con uno de los períodos más difíciles para financiar una película. Nadie quiere invertir en cine. Ni su dinero, ni su talento.

De manera que muy frecuentemente, cuando un guionista tiene una oferta de compra sobre una obra, sólo le ofrecen un tercio de su sueldo. El otro tercio se intenta aplazar al inicio del rodaje, y el último al estreno de la película. Fechas muy volátiles, y que además escapan al control del guionista. La productora argumenta con mucha frecuencia que si la película no funciona, quizá es que el guión no funcionaba. La realidad es que hay mil maneras de estropear un guión que funciona perfectamente, mientras que aún no se ha descubierto la manera de hacer funcionar una película cuyo guión es una mierda.

En otras palabras: si están dispuestos a hacer una película con ese guión, ya deberían estar convencidos de que funciona. Y dado que, a esas alturas, el guionista ya ha hecho su trabajo, lo normal sería pagarle. A día de hoy, no se conoce a ningún productor que haya tenido cojones de ofrecerle semejantes condiciones de pago a un regidor o a un jefe de eléctricos.

Como ocurre con todos los abusos, la culpa es del que abusa, pero la responsabilidad es compartida. Cada vez que un guionista firma un contrato como ése, está haciendo un flaco favor a su carrera, y a la de todos sus colegas.

Cuando a uno le ofrecen ese tipo de tratos, el subtexto viene a ser:

“Además de puta, ¿me harías el favor de poner la cama?”

Desgraciadamente, conozco a docenas de guionistas dispuestos no sólo a poner la cama, sino incluso a pedir disculpas por no haberlo ofrecido ellos antes. Algunos de ellos, incluso, con películas ya estrenadas. Y no lo hacen ni siquiera por ganas de medrar, sino por pura ingenuidad.

El problema se parece mucho a una pescadilla que se muerde la cola: como las películas no hacen dinero, no podemos pagar al guionista. Como no se paga a los guionistas, no se encuentran buenos guiones. Como no se encuentran buenos guiones, las películas no hacen dinero.

Y lo del pago aplazado sólo es una de las putadas que contiene un contrato de guionista normal. Personalmente, estoy atravesando una etapa en la que veo a los productores de cine como un tipo con una gabardina diciendo:

“Si me das un besito aquí, te regalo un caramelo”

Me resulta preferible trabajar en televisión, donde el discurso se parece más a:

“Si me la chupas te doy mil euros”

Pero sé que es una actitud simplista, y que hay que intentar trabajar duro para mejorar las condiciones del cine español. Si la nueva Ley del Cine llega a existir algún día, con ese 18% de desgravación para las inversiones en cine, aún quedará una esperanza. Mientras tanto, los guionistas deberíamos empezar a preocuparnos por nuestras condiciones de trabajo. Antonio Ojeda está intentando crear un sindicato, y también la gente de ALMA y GAC, pero yo creo que hay que dar un paso previo antes de pedir que alguien pelee por tus derechos: y es pelear tú mismo.

La pelea se libra en el despacho del productor. Y para empezar a lograr que sea una lucha justa, hay que meterse una cosa en la cabeza: en una negociación, siempre hay dos partes que quieren algo de la otra. Dos partes que se necesitan. La que más necesitada se muestre, saldrá perdiendo.

Pensemos una cosa: sin el guión, el productor no puede hacer nada. Sin el productor, el guionista aún puede ganarse la vida. Aunque sea haciendo stand-up comedy, aunque sea barriendo las calles. Una persona adulta con el tesón y la inteligencia necesarios para escribir un largometraje interesante siempre podrá ganarse la vida.

Piénsalo la próxima vez que te enfrentes a un contrato. Para ayudaros, Pianista en un Burdel ha creado su propia subvención. Hace unos meses, prometí reinvertir en algo útil el dinero que recibí de la SGAE en concepto de Canon. Ayer se me ocurrió que estaría bien financiar el acceso de unos cuantos lectores al curso LOS CONTRATOS DEL AUDIOVISUAL. La cosa no deja de ser irónica, porque lo organiza la Fundación Autor (de hecho, se imparte en la sede de SGAE en Madrid). Pero miren: hoy no tengo ganas de pensar en La Gran Conspiración. Si les gusta, bien. Y si no, pues enrólense en los Peones Negros y déjenme en paz.

Interesados, dirigirse al email que aparece en la imagen de arriba, y ya les explico cómo va la jugada. En el email, incluyan los siguientes datos:

NOMBRE y APELLIDOS
PROFESIÓN
EDAD
Nº DE SOCIO SGAE si procede
EMAIL, TELÉFONO FIJO y MÓVIL, FAX si procede.
DIRECCIÓN (calle, ciudad, provincia, código postal)

En el asunto del mensaje, por favor especifiquen: CURSO CONTRATOS. Y si pueden incluir un breve curriculum, mejor. No me apetece pagarle el curso a ningún tornero-fresador sin nada mejor que hacer.

Procuren darse prisa, porque el curso es el martes 10 y miércoles 11 de abril, y tenemos por medio la Semana Santa. De los mensajes que reciba hasta las 23:59 del martes 3 de abril, seleccionaré 5 aleatoriamente, y me ocuparé de pagar su matrícula en el curso y de notificarles que tienen plaza.

Naturalmente, toda esta encantadora iniciativa puede irse a hacer puñetas si se acaban las plazas antes. Pero en ese caso, siempre les quedará el consuelo de revelar que soy un agente encubierto de la SGAE que se dedica a hacerles publicidad encubierta y que el 11-M lo montó el Gobierno para entregar Navarra a Al-Qaeda.


(ACTUALIZADO, 4.ABRIL.07) Viendo que se dan ustedes de bofetadas por conseguir una plaza en el curso, prorrogaré el plazo para pedir la subvención hasta el sábado a medianoche.

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