4/8/07

MANUAL DE SUPERVIVENCIA PARA GUIONISTAS / 11

Mientras los yanquis tienen sitios como InkTip y similares donde hacer compra/venta de guiones; mientras en otros países los autores y los productores se reúnen con total naturalidad para hablar de negocios; mientras que por ahí, en definitiva, los agentes de la industria interactúan en pos del negocio, aquí nos comportamos como adolescentes libidinosos en un baile del franquismo.

Queremos follar, pero sin que se nos note.

Uno no sabe ya si esto se debe a la injerencia que las subvenciones representan en la actividad industrial; o si las subvenciones son un caritativo balón de oxígeno en esta especie de suicidio colectivo que vivimos: los productores no quieren saber nada de guiones, y los autores que intentan promocionarse son tachados de megalómanos engreídos. Da igual. El caso es que productores y guionistas parecen vivir en universos paralelos. Se intuyen mutuamente, pero no creen posible la coexistencia.

Por la parte del guionista, creo que el problema tiene mucho que ver con la raza. Hay algo en nuestros genes, algún vestigio de la vieja hidalguía hispánica, que nos reprime a la hora de realizar una actividad fundamental para el buen funcionamiento de la industria. Resumiendo:

:

No sabemos hablar de dinero.

No nos gusta hablar de dinero.

Creemos que hablar de dinero es de mal gusto.

:

Y hay algunos productores que lo saben. Y algunos se aprovechan de ello. Y lo tenemos perfectamente merecido.


No hay un solo trabajador (llámese abogado, barrendero, maquillador o becario) que acepte un encargo laboral sin saber cuánto va a cobrar. Es de cajón. Yo he visto hacerlo a colegas guionistas mucho más curriculados que yo.

He estado con ellos en despachos de productores recibiendo encargos de trabajo; escuchando durante una hora instrucciones para realizar tal o cual cosa; y he visto cómo llegaba el final de la reunión sin que nadie hablase de pasta.

Decíamos hace un par de entradas que "para ser guionista hay que escribir guiones". Pues bien: para ser guionista profesional no basta con eso. Además hay que venderlos.

Sí, pequeños saltamontes, tengo una mala noticia para vosotros:

:

Si queréis vivir de esto, tendréis que hablar de dinero.
Y la mayor parte de las veces, tendréis que decir vosotros la primera palabra.


Fijaos en el anuncio: "si se aprueba el proyecto, se hablará de remuneración". ¿Qué significa esto? Que si no se aprueba, os coméis la mierda.

Aquí hay una contradicción alucinante: el encargo es laboral, pero la remuneración depende exclusivamente del éxito empresarial. Eso sí: el pago no será proporcional al riesgo contraído, sino al trabajo realizado. Es decir, que te consideran empresario a la hora de compartir el riesgo, pero no el beneficio.

Por otro lado, si ya están advirtiendo que el trabajo no es remunerado, ¿qué les impide hablar ahora de una hipotética remuneración futura? ¿Qué clase de credibilidad tiene una empresa que no sabe lo que va a pagar a sus empleados en caso de que un proyecto salga adelante?

Pero todos sabemos que sólo estoy haciendo preguntas retóricas. El fondo del asunto es que nadie que eluda las cuestiones de dinero va hacer nada decente. Nunca.

:

NADIE.
NADA.
NUNCA.

:

Como decía Paddy Chayefsky, el único señor que se ha llevado tres Oscars al mejor guión escribiendo solo:

:

"Puedes fiarte de un guionista que habla mucho de dinero. Pero cuidado con los que no hacen más que hablar de su arte".:


Esto va en serio. Gran parte de la paupérrima situación de los guionistas en España se deriva directamente de esa vergüencita infantil, de esa hidalguía malentendida, que impide mirar a un productor a los ojos y preguntarle:

:

¿Y cuánto dinero dices que tienes para esto?


Repetidlo mil veces por escrito.
Y cuando terminéis, empezad con esto:

:

¿Me mandas el contrato por email?


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