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MANUAL DE SUPERVIVENCIA PARA GUIONISTAS / 6

(Publicado originalmente el 22.12.2006)


Lo más duro del trabajo de guionista es demostrar que ser guionista es un trabajo.

Anda, que si a mí me pagaran por contar mis batallitas en la tele...

Total, en vez de contar chistes a los colegas, los pones por escrito...

Todo el día ahí sentado al ordenador...


Es mucho más difícil aún cuando tienes la suerte de escribir algo que te gusta, con amigos, y con un buen sueldo. Lo cierto es que esas tres circunstancias se alinean con menos frecuencia que la Tierra, el Sol y la Luna. Y cuando lo hagan, NADIE se creerá que lo que haces es un trabajo: ¿cómo va a serlo, si no haces más que charlar y reírte?

Por otro lado, Murphy nos dice que, si estás encerrado en tu cuarto trabajando con el ordenador, tu pareja entrará exactamente en el momento que haces una pausa para mirar el email. O sea: te verá sin hacer nada.

Por eso, David Mamet recomienda en su ensayo El Café bajarse a trabajar a un bar. Si te quedas en casa, viene a decir, tu mujer te verá pensando, deducirá que no estás haciendo nada, y te pedirá que arregles la alcachofa de la ducha, o algo así. Algo útil.

Pero nosotros sabemos que esto es un trabajo. A veces, incluso, un trabajo duro. He visto a compañeros llevar muñequeras durante meses por prescripción facultativa; gastar pequeñas fortunas en fisioterapeutas; o darse directamente al Myolastan. Por eso, el consejo de hoy es:

Si vas a trabajar de encargo, invierte en tu salud: agénciate un buen teclado, un buen asiento, y un buen monitor. Los vas a necesitar.




Actualización: lean el siguiente extracto del libro de entrevistas a guionistas (incomprensiblemente no publicado) que acaba de postear David Muñoz.

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