4/8/07

IMAGINAR TRAMAS

(Publicado originalmente el 19.5.2006)

Durante los años que pasé trabajando en una cadena de televisión, veía todas las mañanas un ritual que me fascinaba: el momento en que los redactores se ponían a “buscar noticias”. Naturalmente, la cosa consistía en leer tres o cuatro medios en Internet, y reescribir lo que se encontraban.

Esa actividad de reciclaje, hoy en día, ya se hace en todas partes. No sólo en pequeñas redacciones de cadenas digitales temáticas. También en diarios nacionales de gran tirada. Intentaré evitar preguntas inquietantes como ¿de dónde salen realmente las noticias?, o ¿cómo trabajaba un periodista antes de existir Internet?, y me centraré en lo que más me cabrea: y es que las agencias de noticias han perdido definitivamente la vergüenza.

Es lógico: se han dado cuenta del imparable declive cultural que afecta a todos los profesionales de Humanidades -y yo diría que en especial al periodismo- y se han dicho: ¿para qué esforzarse? Contratemos a becarios, y produzcamos toneladas de material basura. Estúpido pero ligero. Banal pero, precisamente por eso, fácil de digerir.

Noticias como “una niña china discute con sus padres y recorre 180 kilómetros en bicicleta”, o las consabidas chorradas sobre la insólita longevidad de un ciudadano, son el ejemplo extremo de esta imbecilidad contagiosa.

Pero hay otros ejemplos mucho más preocupantes. Y me dirán que mi perspectiva está distorsionada por mi gregarismo, pero no me bajo de la burra: para escribir de cine, muchas redacciones eligen al que no sabe de nada. Es muy complicado acabar de redactor de deportes sin saber qué es un fuera de juego. Pero anda que no hay redactores de cine que no distinguen entre guionista y director.

Me dirán ustedes un fallo lo tiene cualquiera. Pero lo de esta noticia no es un fallo. Es ignorancia y desfachatez, dos virtudes que suelen ir de la mano. Y donde se le ve el plumero, como suele ocurrir, es en el epíteto: “Fincher deja de lado su reputada capacidad para imaginar tramas”. Los vendedores de humo profesionales no se quedan contentos con sacarse un dato de la manga. Además, tienen que adornarlo. Es como la portera que rubrica su mentira con un “lo sé de buena tinta”.

No quiero menospreciar la capacidad de David Fincher para imaginar tramas. Pero reputada, desde luego, no es: IMDB dice de Fincher que ha sido director, productor, actor y ha trabajado en efectos visuales y efectos especiales (que no es lo mismo, por si a alguien de EFE le interesa). Pero de su capacidad para ponerlas por escrito y hacer con ellas una obra literaria susceptible de ser filmada, no hay noticia.

Ya he dicho mil veces que para ser guionista hay que escribir guiones. Ahora tocaría añadir que, para ser director, es bastante recomendable disponer de un guión que filmar.

Ya saben, por si acaso con imaginar no basta.

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