Hace tiempo que tenía ganas de lanzar esta sección, pero antes quería buscarle una estructura.
Planificar.
Pero si yo fuese capaz de planificar, no estaría viviendo de alquiler; trabajando en dos series de televisión y un portal de Internet; y llevando un blog. Estaría echando una siestecita. Estaría contando el dinero ganado en bolsa con operaciones cantadas que vi venir de lejos, pero no me acordé –como suena- de aprovechar.
Así que voy a arrancar el manual sin previsión ni rumbo, y que sea lo que Dios quiera. Y voy a arrancarlo con una regla de oro. Si no la comprendes, tómala como un dogma de fe. Pero síguela.
Siempre.
Si en una reunión de guionistas se cuela alguien que no es guionista, cancela la reunión.
En serio. No des explicaciones. Di que vas a por tabaco y desaparece. Porque la productora que insiste en colar a productores –o incluso peor: directores- en las reuniones de guionistas, es que no comprende el trabajo del guionista. Y lo que no se comprende, es muy difícil de respetar. Especialmente cuando se está pagando por ello.
¡Se creen que nos reunimos para trabajar! Y la realidad es que quedamos para pasar un rato de cachondeo. Cuando Tamariz hace un truco, ¿te parece que está trabajando, o más bien que se está cachondeando de ti? Pues cobra por ello.
Pues ya está. Esta es la primera entrega.
¿Habrá más? ¿Serán mejores? No lo sé. Esto no es un cliffhanger de una serie de la Fox. Esto es, como diría Vigalondo, la realidad real.
Pero por si ha sabido a poco, ahí va un extra: Los Diez Mandamientos de Robert Mckee.
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